En una terraza debes utilizar un toldo de brazos articulados, ya que son los que te permitirán tener una mayor cantidad de sombra. Dentro de este modelo existen 4 tipos de estructura:
Toldo de brazos invisibles: su estructura se fija a la pared y se despliega generando sombra en casi la totalidad de la abertura.
Este tipo de toldo es el más habitual y conocido. Su estructura se fija a la pared y se despliega generando sombra en casi la totalidad de la abertura. Lo puedes reconocer porque es aquel que lleva faldón en el frontal. Este toldo lo puedes colocar en cualquier terraza, su desventaja principal es que al estar cerrado, parte de la tela queda a la intemperie por lo que sufrirá un mayor desgaste.
Toldo semicofre: incorpora un tejadillo metálico para proteger la tela cuando el toldo se encuentra cerrado.
Es una variación del toldo de brazos invisibles pero que incorpora un tejadillo metálico para proteger la tela cuando el toldo se encuentra cerrado. Si se trata de una segunda residencia que solo utilizarás en los meses de verano, es el toldo ideal, porque el semicofre te ayudará a prolongar la vida útil del mismo.
Toldo cofre integral: es una estructura que no lleva faldón y que, al cerrarse, la tela queda completamente oculta, lo que permite que la lona pueda durar hasta el doble de tiempo. Por las características del herraje, permite apertura de hasta 6 metros, pero siempre con un máximo de 4 metros de salida.
Toldo de brazos cruzados: permite cubrir salidas superiores al ancho, por lo que si tienes una espacio de ancho reducido pero tienes una terraza con muchos metros de largo, es la mejor opción. Lo único que debes tener en cuenta es que este tipo de toldo no se puede realizar en cualquier medida.
Cuando escojas el toldo de la terraza, lo importante es que sepas que dependiendo de la intensidad de uso, debes elegir una estructura adecuada para poder prolongar la vida útil de la tela.