(Conversando con mis padres y mis hermanas)
Hablábamos por watsap
acerca de lo que sea
o no la felicidad
y éstas fueron las ideas
que yo expuse en nuestro chat.
Señalé para empezar
que todo aquel que desea
continuamente gozar
seguro entrará en barrena,
pues no es posible alcanzar
en esta vida terrena
la dicha en grado total
o la satisfacción plena.
Quevedo ya lo dijera
con aserto proverbial:
«Quien todo a su gusto quiera
muchos disgustos tendrá».
O dicho de otra manera:
conviene listos estar
para las malas faenas
si aspiramos a un pasar
no desbordado de penas.
Pretender aquí en la tierra
que siempre nos vaya guay,
que nada nunca nos duela,
es una absurda quimera
que a un resultado fatal
y al desaliento nos lleva.
Más bien la felicidad,
puse el broche a nuestro tema,
consiste en saber sacar
del dolor lecciones buenas
y por supuesto en tomar
la alegría a manos llenas.
Y no quejarse jamás,
pues el quejarse envenena.