Cada noche le rezo
tres Avemarías
a la Virgen de Luján.
A la Virgen de Luján
que me trajo mi padre
de Buenos Aires.
La tengo en un pedestal
enfrente de mi cama
con su túnica albiceleste
y su corona dorada.
Le rezo tres Avemarías
y me duermo después
con el alma tranquila.
A la Virgen de Luján,
Patrona de la Argentina
y también de la infancia mía.