
Pagar impuestos, un crimen menor. Por Rafael López

Lotería, el robo perfecto del Estado (o el perfecto impuesto de los bobos de baba). Por Luys Coleto
Estado opresor. En ocasiones, asesino. Y, sobre todas las cosas, expoliador. Las campañas de promoción, los anuncios en los mass-mierda y toda la propaganda para robustecer el sorteo y su leyenda lo paga el Estado con nuestros impuestos robados, y los de los jugadores a través de "Loterías y Apuestas del Estado" (Lotería Nacional, Lotería Primitiva, Bonoloto, el Gordo de la Primitiva, Euromillones, la Quiniela, el Quinigol, Lototurf y Quíntuple Plus). Y tú, cual pringao, dejándote mangar a manos llenas.
Estado y Gran Capital, las dos cabezas de la Hidra de Lerna
Y aliado, cómo no, al también opresor gran capital. Hogaño, por ejemplo, sinergias público-privadas. Vomitiva y eufemística verborragia. En ese sentido, recuerden que Rothschild & CO, fue la entidad bancaria elegida a dedo (curiosísima la "derrota" de Lazard) por el gobierno de Zetapé, en 2011, para dirigir la que se estima como la mayor privatización de la historia de España.
Se privatizó, a la sazón, el 30% de este horror loteril. La operación rondó los 7.000 millones de euros. Incluso se apunta a 10.000. Esta dinastía bancaria alemana fue quien asumió el papel de banco "asesor" de la “transferencia” parcial (¿sí?) de Loterías y Apuestas del Estado. Rothschild & CO "dirige". Y otros "colocan" en la funesta bolsa: Crédit Suisse, Goldman Sachs, JP Morgan, UBS (Unión de Bancos Suizos), Santander y BBVA.
Lotería, el perfecto impuesto de los tontos
La lotería, el añadido impuesto de los tontos. Bastante te roba el fisco, y decides cebar, todavía más, al monstruo que te hace (y te hará) la vida imposible. Con la plandemia, el no va más. La lotería es el impuesto de aquel que poco sabe matemáticas (probabilidad y estadística, preferentemente), ignora los sesgos cognitivos y sucumbe, tan habitual, a la presión grupal. La envidia preventiva, valga el aparente contrasentido, como pretexto para tirar la pasta sin sentido...
Y gastar lo que sea antes que soportar las estúpidas risitas de los compis del curro, el aciago qué dirán. La presión grupal y la envidia social, la inmejorable espoleta de la lotería. Todo tan gregario, propio de bestias deshumanizadas. Una suerte de argamasa que hace que tres cuartas partes de nuestros compatriotas acaben jugando, por ejemplo, en Navidad, por costumbre o por si le toca a otros. Argumentos muy "sólidos", di que sí. La lotería navideña, dizque el último rasgo de la difusa idiosincrasia española. El experimento de Asch, siempre confirmado.
Mientras el Estado te roba, nunca te toca ni te tocará
Y será dable rememorar lo que aseveraba el matemático Laplace. "La probabilidad es el sentido común tallado en forma de números". Ese sentido común que los españoles ignoramos olímpicamente con el cuento de la lechera y con "argumentos" apabullantemente ilógicos e irracionales a cambio de poder soñar con un futuro "mejor".
No lo duden, es cuatrocientas veces más probable que te diagnostiquen este año un cáncer que ser premiado con el gordo de cualquier lotería (la del Niño, enseguida, por ejemplo). O, recuerden también: la probabilidad de que te toque el gordo es menor que el hecho de que te parta un rayo. 0,0017%. Vamos, nunca toca, jamás te tocará. La banca gana hasta cuando pierde. Y tú, si ganas, pierdes. No es vacilante paradoja, ni irresoluble aporía. Es que de ilusiones no se puede ni se debe vivir. La ilusión - o la esperanza, si prefieren virtud teologal -, avatar de la neurosis.
Y además de la referida privatización, el gobierno de El Barbas, a través del ministerio de economía y hacienda, comandado a la sazón por el vampiro Montoro, aprobó la ley 16/2012, por la cual se someten a tributación, a través de un gravamen especial del ¡ 20% !, todos aquellos premios superiores a 2500€.
Desde 2013 los agraciados tienen que pagar al Expolio Estatal casi una cuarta parte del premio. Con la banal excusa del fraude, la fraudulenta Hacienda se "protege" reteniendo el impuesto antes incluso de pagarte el premio. Para el resto de participantes en el sorteo, a los que no les toca ni la pedrea, el majadero regalo hecho al Estado para que perpetúe su represión es del 100% de su pasta. Una guita, imagino, duramente obtenida.
La lotería, nada bueno
Y tras lo expresado, agreguen algún inconveniente más. Probables ludopatías. Ruinas personales. Familias rotas. ¿Es tal vez la ludopatía uno de los factores que ha estimulado que en España se incrementen espectacularmente los suicidios? No olviden que la tasa de suicidio entre los ludópatas es seis veces superior a la de la población general. Y qué decir de los sorteos sistémica y sistemáticamente amañados (parece que parte de la peña se ha coscado con los dos últimos de Navidad, tan flagrante el asunto).
Y ya con otros juegos de "azar, arriba, más si cabe, el subidón. Fastuosa corrupción arrastrada. El soborno a las ilegítimas autoridades por parte de las mafias del juego, imperecedero clásico. O todos los vicios aumentados, la libertad como pretexto para esclavizarte: alcoholismo, consumo de drogas ilegales (las letales drogas de la farmacia, en cambio, tan promocionadas), prostitución, todo tan vinculado con los juegos al azar. Y, de nuevo, otra estafa: aquí, también, la banca siempre gana. En fin.